En las últimas semanas, Sandra Aguilera, conocida periodista y presentadora de televisión, ha encabezado una campaña de desprestigio contra la Universidad del Conde (UDC) y el Instituto de Estudios Superiores en Medicina (IESM), dos instituciones líderes en la formación de profesionales en el campo de la medicina y la cirugía estéticas.
Sin embargo, una revisión más profunda de sus declaraciones revela que estas carecen de sustento académico y legal, y podrían responder a intereses particulares de ciertos sectores médicos que buscan mantener un monopolio en el mercado de la medicina estética. La UDC y el IESM son instituciones académicas debidamente reconocidas por las autoridades educativas de México. Ambos programas cuentan con registro oficial ante la Dirección General de Profesiones y otorgan cédulas profesionales con validez nacional, habilitando a sus egresados para ejercer conforme a la ley. Estas instituciones han diseñado programas que no solo cumplen con los estándares legales, sino que también responden a la creciente demanda de atención estética en un entorno cada vez más competitivo.
La postura de Aguilera ha sido cuestionada por expertos en el sector educativo y médico, quienes señalan que esta campaña de desprestigio podría tener motivaciones más profundas. Diversos especialistas en el tema han señalado que grupos de cirujanos plásticos, en busca de conservar un mercado exclusivo, han promovido el ataque a otras áreas médicas que también participan en procedimientos estéticos.
“Este tipo de acciones buscan confundir a la opinión pública y desacreditar a profesionales altamente calificados en el ámbito de la estética”, comenta el Dr. Jorge Ruiz, médico estético con más de 15 años de experiencia. “El hecho de que instituciones como la UDC o el IESM formen médicos cirujanos y especialistas en estética bajo marcos regulatorios claros no debería interpretarse como una amenaza, sino como una evolución necesaria del sector”.
La medicina estética, a diferencia de otras especialidades médicas, se centra en pacientes clínicamente sanos y en procedimientos no invasivos que no afectan órganos vitales. Según cifras recientes de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), la demanda de procedimientos no invasivos, como toxina botulínica, rellenos dérmicos y tratamientos con láser, ha crecido más del 15% anual en los últimos cinco años, en contraste con el estancamiento de procedimientos quirúrgicos invasivos.
La desinformación promovida en medios masivos no solo afecta la reputación de instituciones académicas, sino que también pone en riesgo a la sociedad. Mensajes alarmistas como los difundidos por Aguilera pueden llevar a los pacientes a elegir opciones menos profesionales, incluso fuera de la regulación médica.
“El verdadero problema es que este tipo de campañas pueden desviar la atención de los pacientes hacia prestadores de servicios que operan sin cédulas ni formación adecuada”, advierte el Dr. Ruiz.
La UDC e IESM reiteran su compromiso con la excelencia académica, la ética profesional y el servicio de calidad. Las instituciones invitan a la sociedad y a los medios de comunicación a informarse correctamente y a distinguir entre argumentos fundamentados y campañas de desprestigio sin bases.
En un mercado donde la medicina estética evoluciona para atender las demandas de una sociedad cada vez más consciente de su salud y bienestar, es vital garantizar que la información que circula sea veraz, objetiva y orientada al beneficio común.
Héctor Carrera.